Colegio Nacional. Ícono de la educación mendocina a 160 años de su creación

La institución tiene dos fechas importantes que marcan su origen: la del decreto que da pie a su nacimiento y la del comienzo efectivo de clases. La primera fue a fines de 1864 y la segunda, el 20 de marzo de 1865.

El Colegio Nacional Agustín Alvarez ocupa el edificio de calle Chile, enfrente de la plaza Independencia, desde 1910.
El Colegio Nacional Agustín Alvarez ocupa el edificio de calle Chile, enfrente de la plaza Independencia, desde 1910.

El compañerismo, el sentido de pertenencia, convivir con clases sociales antagónicas en el mismo curso y soñar en grande y reírse. Reírse mucho; encontrar la vocación y hasta una amistad para toda la vida.

Hay demasiados recuerdos que abrazan con un orgullo, casi inusual, los egresados del colegio nacional Agustín Álvarez. Esa joyita mendocina, cuyo edificio actual es “monumento histórico nacional y provincial” y que fue semillero de líderes y figuras destacadas en Mendoza festejó esta semana doble aniversario: 160 años desde su creación por decreto, del entonces presidente Bartolomé Mitre, y 159 años desde aquel 20 de marzo de 1865, cuando las campanadas anunciaban el primer día de clases.

Para celebrar el cumple de la histórica institución se realizó un acto este miércoles, con más guiños a la diversión que al protocolo. Los estudiantes aportaron creatividad con una teatralización, mientras que los egresados compartieron anécdotas, añorando viejas épocas del colegio y, de algún modo, algo de la juventud perdida.

“Queríamos celebrar con los alumnos y exalumnos del colegio y generar una fecha propia en nuestros chicos. Qué mejor que elegir el primer día de clases de esta institución. Me emociona el apoyo de toda la comunidad para lograr este espacio de encuentro en el colegio. El Nacional es un sentimiento”, cuenta la directora, con la voz quebrada por la emoción, Elizabeth Cuevas.

El día que colgaron al “flaco” Pellegrini

El biólogo y humorista Oscar Henríquez, del dúo cómico Los Cumpas, es otro agradecido exalumno del Nacional, promoción ‘74. No fue a la celebración este año, pero lo recordó con un par de anécdotas desopilantes en este diario.

Oscar recuerda el día que contó un chiste “subido de tono” en una celebración institucional del Nacional. Recuerda que el colegio entero estalló en carcajadas y que la directora de entonces lo encerró en una sala y casi lo echa.

Pero una anécdota que jamás olvida y que aún comparte cada año con sus excompañeros de colegio fue cuando “izaron”, “ataron a un toldo que caía del patio” y “colgaron” a un compañero llamado Pellegrini.

“Era muy flaquito el Pellegrini, y rubio. Era fácil de subir. En un momento, toca el timbre y teníamos que volver al aula. En esa época tomaban lista a la vuelta del recreo. Y dice el profesor: ´Pellegriniiii´´… y se escucha una voz de lejos, finita que decía: ´Presente´. Así una, dos y tres veces, hasta que vieron al flaco. Lo rescataron. El tipo respondía ´presente´ para que no lo retaran, aunque estuviese colgado”, detalla, tentado de la risa, el “El cumpa”.

Henríquez cuenta que sigue viendo a sus compañeros de colegio, como mínimo, dos veces al año; que allí compartían pupitre “el más rico y el más pobre, y que fue su vocación de humorista se confirmó en las tarimas del Agustín Álvarez.

Escritor gracias a la profe de Literatura

Javier Guardiola es escribano y escritor. Su amor por la literatura lo heredó de su mamá y lo confirmó en el Nacional, con las clases de la profesora Castellanos, quien “leía textos de Borges en el colegio. Nos portábamos muy mal, pero en la clase de Literatura no volaba una mosca”, contó el autor de cuatro libros en el streaming de Los Andes, Más vivo que nunca.

“Un día nos encontramos con la profesora en un negocio muchos años después y le pude agradecer en vida. Fue clave para mí. De hecho, le conté que el libro Los Agonistas se inspiró en sus clases”, apuntó el notario.

“Veo al colegio y me da emoción y bronca”

Mario Zavaroni fue otro que señaló que sus mejores recuerdos son del colegio secundario. Para él, el compañerismo y el sentido de pertenencia fueron clave en su paso por el Nacional.

“Yo dejaba un libro en cualquier lado y nadie lo tocaba. Un día entraron unos vándalos a destrozar la biblioteca recién inaugurada y todo el colegio se organizó para detectar quiénes eran. Entre todos cuidamos la biblioteca nueva (NdR: bautizada como Antonio Di Benedetto, en homenaje al escritor y periodista mendocino, también egresado de Bachiller en ese colegio)”.

Zavaroni es uno de los responsables de que los egresados de la promoción ´91 se encuentren cada año para recordar anécdotas del Nacional. Este año fue uno de los que se acercó a su excolegio a compartir su impresión de aquellos años. Se fue emocionado y triste a la vez, cuenta a Los Andes.

“Está deteriorado el Nacional. Hoy no es el mismo al que yo fui. No sé si los chicos son concientes del colegio que tienen. Veo que a muchos les cuesta desenvolverse con 17 años; que faltan libros, textos y que los docentes casi se enfrentan a un frente de batalla para dar clases. Me molesta. Los chicos y los docentes están padeciendo todo lo que hicieron los gobiernos”, se lamentó el exalumno y ahora comerciante.

“Soy del Nacional”, un plan para recuperar identidad y pertenencia

El Agustín Álvarez es un patrimonio único en la provincia. No obstante, no solo hay una mirada emocionada por el pasado, sino también un entusiasmo de sus directivos para volver a generar “sentido de pertenencia” a sus estudiantes, mejorar el clima institucional actual y para unir a la comunidad educativa en general.

Se gestó el año pasado un concurso tomando en cuenta los valores y directrices del Nacional. Coincidió con el ingreso de la directora Elizabeth Cuevas y el ingreso de 200 docentes nuevos en la icónica institución. El proyecto surgió para retomar lo que siempre se generó en las promociones de egresados.

Ser del Nacional siempre tuvo algo de mítico y es la búsqueda actual para que eso no se pierda. “Con respecto a lo de pertenencia lo creímos necesario porque había problemas de convivencia en las aulas por la heterogeneidad, es decir, chicos de distintos lugares del Gran Mendoza y de distintos estratos sociales. Se había perdido un poco el sentido de pertenencia en los estudiantes que no valoraban en donde estaban cursando sus estudios”, explicó Cuevas.

El proyecto “Soy del Nacional” está atravesado por varias disciplinas curriculares que conviven entre sí y plantea que todos los niveles participen de una propuesta cultural anual (un noticiero del colegio, una obra de teatro, charlas educativas, entre otros).

Luego, el resultado de ese trabajo interdisciplinario se manifiesta en diferentes momentos del año, incluso en una muestra importante anual. “Es algo muy lindo que se hizo el año pasado y este año lo vamos a seguir para que los chicos vuelvan a sentirse orgullosos por ser del Nacional”, concluyó Cuevas.

El Nacional, fiel reflejo de cada época

El Nacional es ahora la escuela 4-083 Agustín Álvarez, depende de la Dirección General de Escuelas (DGE). Desde su creación, en 1865, fue un ícono en materia educativa en la provincia con ideas más bien liberales y cierta neutralidad religiosa, típico de visión intelectual de la época.

En sus primeras décadas se formaron a los hijos de las familias más pudientes de Mendoza. Los profesores eran designados por una comisión formada por vecinos propietarios, seleccionados según su estado socioeconómico, quienes los elegían de acuerdo a los logros académicos y al prestigio.

Sin duda, el objetivo inicial era formar al grupo de dirigentes que ocupara puestos de relevancia a nivel provincial y nacional. Fue concebido solo para varones y se hizo mixto recién desde 1992.

Con los años, la educación elitista del Nacional fue mutando a una más plural y con igualdad de oportunidades para diversas clases sociales, basada en excelente contenido pedagógico, convirtiéndose en semillero de figuras destacadas en todos los ámbitos de la provincia.

Hoy, si bien existen esfuerzos pedagógicos para sacar adelante a la institución, los problemas de convivencia son peores que años atrás, y el nivel educativo no es mejor que otros colegios en la actualidad.

Según argumenta la directora Cuevas, el hecho de estar situado en un punto neurálgico de la ciudad, en el colegio se genera choque entre estudiantes, provenientes de distintos barrios y puntos de la provincia. “No es que la escuela pública o el Nacional sea el problema –asegura la docente–. Es la escuela influenciada por los conflictos sociales de afuera, aquí suceden los problemas de convivencia que hay a nivel social. El Nacional no es nada más que un reflejo.”

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