Diego Lorca, el músico callejero que llena de rock y blues el Centro mendocino

Hace ocho años dejó su oficio de cocinero y se instaló en dos esquinas de la Ciudad con la guitarra que aprendió a tocar de oído, ya que ganaba en una hora lo que le costaba 12 en la cocina. Hoy además es luthier y afirma que siempre busca reinventarse.

Con su guitarra en la esquina del ACA, Diego Lorca interpreta clásicos de Dire Straits, Guns and Roses o BB King. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Con su guitarra en la esquina del ACA, Diego Lorca interpreta clásicos de Dire Straits, Guns and Roses o BB King. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Los acordes de su guitarra eléctrica rompen el trajinar de la agitada mañana. Y por la tarde preparan a los miles de mendocinos que recorren el Centro para la llegada de la noche. Clásicos de rock y blues se esparcen en dos esquinas de la avenida San Martín y le permiten a Diego Lorca ganarse la vida hace casi una década.

Los inicios de este talentoso músico en la calle fueron una mezcla de rebeldía, hartazgo, desilusión y la necesidad de reinventarse. Así, dejó las cocinas a las que se había dedicado hasta entonces y compró una amplificador y una guitarra eléctrica, a la que comenzó a sacarle los primeros acordes de clásicos de Dire Straits, Guns and Roses o BB King.

El amor por el arte callejero lo llevó a ser uno de los miembros fundadores de la conocida Banda Viajera, esa que aún hoy toca en calles céntricas a la gorra y, cada vez más, en eventos. Fue el mismo año en que él ganó la calle, en 2016. Luego siguió su propio camino y ahora no descarta formar otro grupo para llenar de rock las calles.

De la cocina a la vereda

Empecé a tocar en la calle en 2016. Era cocinero, largué el laburo y me había quedado plata como para comprarme algo y volver a arrancar en el mismo rubro, pero ya me tenía cansado. Así que invertí en un amplificador y me prestaron algunas cosas, porque no me dedicaba a esto, y empecé. Me rindió al punto de que hacía en una hora lo que me costaba 12 como cocinero. La diferencia fue abismal”, cuenta Diego Lorca a Los Andes.

Diego Lorca, músico y se gana la vida como luthier y cuando tiene tiempo toca su gutarra en la esquina del ACA 

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Diego Lorca, músico y se gana la vida como luthier y cuando tiene tiempo toca su gutarra en la esquina del ACA Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“Yo laburaba con los chicos de la Banda Viajera. En realidad la armé yo a la banda. Largué por reacomodar mi vida un poco, ya que me había casado y quería dedicarle tiempo a otras cosas. Y

ya que me rearmé con mis tiempos y todo, le pongo al cien por ciento otra vez”, relata el músico de 41 años.

“Con la banda en la calle mejoró todo mucho más: viajamos a Chile, a Córdoba, a todos lados. Y en el 2021 me casé, solté unos meses y volví como solista hasta la actualidad”, añade mientras ríe como sorprendido de su propia decisión y del resultado.

“Hay mucha gente que se llega a herniar por trabajar y terminan desilusionados, trabajando por dos pesos. Creo que ese fue el motor para que yo dejara de ser cocinero. No digo que todos los locales de cocina sean malos y que todos los jefes sean malos, pero a mí me tocó esa experiencia laboral. Tal vez me desilusioné mucho y las cuestiones de sueldo no tenían sentido. Yo le busqué la vuelta para reinventarme”, analiza Lorca, ocho años después.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Diego es tan inquieto que es un autodidacta y así aprendió sus dos oficios actuales: guitarrista y luthier. “Aprendí a tocar de oído, más que nada. Se me dio por hacerlo por curiosidad y eso me enganchó”, admite. Y sigue: “Estoy laburando como luthier; he empezado a hacer instrumentos. Incluso por la tarde toco con la guitarra que he hecho yo”.

Lo hizo experimentando y aprendiendo en el proceso. “De ojo y de oído también”, aclara mientras ríe. “Pero salió bastante bien, así que me tiraron la mejor. Tocando acá en la calle, un luthier que vio la guitarra me dijo: ‘Metele porque tenés criterio’, así que me metí a estudiar un poquito de otras cosas, como para armar un estilo muy particular que tengo ganas, y estoy recién iniciándolo pero le voy a dar para adelante”, anuncia con optimismo.

Escenario urbano

En la esquina de San Martín y Amigorena, frente al Automóvil Club Argentino, por las mañanas, y sobre la misma avenida y Garibaldi por las tardes, Diego se siente en su territorio. Quienes escuchan el rugido de su guitarra suelen detener la marcha o, al menos, aminorarla para disfrutar de esa melodía aunque sea por un minuto. “La verdad es que todos estos años en la calle me ha ido realmente bien, nunca tuve ningún problema. Qué sé yo, por ahí he tenido esa, no sé cómo decirle, suerte”, dice con humildad sobre la gente que se para a verlo tocar, como embelesada ante un “flautista de Hamelin” moderno.

“Hago rock y blues, de ahí no me vas a mover. Hago algunos temitas que son conocidos de Dire Straits, Guns and Roses, algún blues tipo BB King, con lo que se me emocionan mucho los yankees. Vienen y me hablan y tengo que tirar el inglés improvisado”, describe y ríe. “Debe tener un poquito la esencia de lo que ellos escuchan para que les guste”, completa.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“Tengo siempre los dos mismos lugares, por cuestiones de comodidad: en el Automóvil Club de 11 a 13 y en la esquina de la AFIP de 19 a 21, aproximadamente”, detalla el músico. Y cuando se le pregunta por el motivo de su presencia en un improvisado escenario urbano, sentencia: “Primero y principal, me rinde en lo económico, aunque sea difícil de creer. Para mí es un tabú: ven al tipo que toca en la calle y la gente debe pensar 200.000 cosas. Pero una vez que lo empezás a experimentar y le encontrás la vuelta, rinde. Eso sí: le tenés que encontrar la vuelta, por eso no lo hace todo el mundo”.

Lorca toca “a la gorra”. El estuche de su guitarra queda sobre el suelo, a sus pies, y mientras ejecuta clásicos rockeros, los mendocinos y turistas contribuyen, luego de haber disfrutado de parte del show. “Es como si fuera un vendedor ambulante: tengo que tratar de convencer al transeúnte de que compre esto que estoy vendiendo. Y, gracias a Dios, funciona”, concluye satisfecho, luego de comentar que su esposa también trabaja y juntos pueden criar a su única hija.

Su música en la red

Para conocer la música que hace Diego Lorca o contactarlo para eventos particulares, más allá de verlo en las calles mendocinas, se puede visitar su cuenta de Instagram “Nada por dinero”.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“Ahí subo los temas que estoy haciendo para compartirlos, y próximamente lo armaré en formato banda, pero tal vez no lo haga en la calle, tal vez lo lleve a bares, a otro circuito”, explica el músico callejero.

Y cierra, mientras ríe con algo de sorpresa: “Me ha pasado de gente que pasa por la calle, me escucha y después me llama para algún evento. Soy la publicidad en vivo”.

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