Las 9 especies exóticas invasoras presentes en Mendoza y consideradas entre las más dañinas del mundo

Especies invasoras hay muchas, y no todas de ellas son dañinas, pero sí hay algunas que representan un verdadero desafío por sus efectos potenciales sobre la biodiversidad y la producción vitivinícola y agropecuaria. De hecho, uno de los casos más emblemáticos es el Gato doméstico (Felis catus), el mismo que utilizamos como mascota, que en ambientes naturales es un depredador importante de aves y otros pequeños animales.

Hace poco, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación elaboró la primera lista oficial de especies exóticas invasoras (EEI) y potencialmente invasoras (EEPI) presentes en la República Argentina. Se hizo en base a una clasificación en categorías, definidas de acuerdo con su impacto actual o potencial y con su eventual importancia como recursos económicos.

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Las especies exóticas invasoras causan severos impactos en la economía, la salud pública, la cultura y la biodiversidad, y están categorizadas como la segunda causa de pérdida de biodiversidad en nuestro planeta. De las 100 especies presentes en la lista, hay 8 presentes en Mendoza que impactan directamente sobre la región.

Gran impacto económico

En el mundo, el daño total por especies exóticas invasoras es de aproximadamente 1,4 trillones de dólares anuales, lo que equivale al 5 % del producto bruto mundial. En Argentina, un conjunto de especies exóticas invasoras estudiadas en 2016 produjeron pérdidas que superan los 3,3 millones de dólares, lo que equivale al 0,63 % del PBI nacional para ese período.

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Según datos del propio Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, se estima que el Estado pierde más de 66 millones de dólares al año por el impacto del castor en los ecosistemas fueguinos. La pérdida económica asociada al mosquito tigre, como vector del dengue, zika y chikungunya, es de más de 23 millones de dólares por año.

La proyección del impacto que podría tener el estornino sobre la producción frutícola argentina, presente en Mendoza y otras provincias, supera los 130 millones de dólares anuales. Los daños generados por el jabalí en la producción alcanzan los USD 1.380 millones anuales.

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Las especies exóticas invasoras de Mendoza

Ardilla de vientre rojo: es uno de los casos que más preocupa a la provincia ya que se alimenta de frutales y en la vid . Ingresó por primera vez a Buenos Aires, en la localidad de Luján, y personas las trasladaron a Córdoba y Mendoza, principalmente en el Valle de Uco. Hoy representan un gran desafío por sus efectos potenciales sobre la biodiversidad y la producción vitivinícola y agropecuaria.

Jabalí: los Cerdos asilvestrados son animales domésticos que fueron liberados o se escaparon. Introducidos en muchas partes del mundo, provocan daños en cultivos, reservas y propiedades, y transmiten muchas enfermedades como la Leptospirosis y la Fiebre aftosa.

Están distribuidos por toda la provincia, a tal punto que es legal cazarlos, como sucede en la biósfera de Ñacuñán, en Santa Rosa. También hay gran cantidad de ejemplares en La Paz, General Alvear, Malargüe y San Rafael.

Al hozar, arrancan grandes áreas de vegetación nativa y propagan malezas, perturbando el desarrollo de los procesos ecológicos como la composición y sucesión de especies. Son omnívoros y su dieta puede incluir individuos juveniles de tortugas terrestres y aves, y adultos de reptiles y artrópodos.

Estornino pinto: originario de Europa, Asia y norte de África, ha sido introducido en todo el mundo excepto en la región Neotropical. Es un omnívoro agresivo y sus daños a la agricultura cuestan millones de dólares cada año, contribuyendo además a la disminución de las especies de aves nativas a través de la competencia por recursos y sitios de nidificación.

La presencia de estorninos causa graves pérdidas en cultivos de frutales y de vid en los países donde está presente. En la región de Cuyo encienden la alarma respecto del impacto económico que puede significar: si esta especie se establece en Mendoza, puede ser un gran problema ya que esta especie se alimenta de frutos como uva, aceituna, durazno, pera y manzana.

Truchas: las truchas en general, cuando son introducidas fuera de su rango nativo para acuicultura y para la pesca deportiva, han dado problemas por su potencial competencia y depredación de las especies de peces, anfibios e invertebrados nativos.

La Trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss) es una de las especies de peces más ampliamente introducida en el mundo y, junto a la Trucha marrón (Salmo trutta), están consideradas dentro de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.

Chaqueta amarilla: se trata de una avispa de hábitos sociales originaria de la zona Mediterránea. En las regiones donde es introducida suele ser más exitosa que dentro de su rango geográfico nativo, ya que explota eficientemente recursos alimenticios como néctar u otros insectos, de los que la fauna nativa puede depender.

La Chaqueta amarilla muestra varias características que la hacen una especie invasora exitosa, entre ellas el hecho que una sola hembra inseminada puede establecer una nueva colonia. En Mendoza está siendo común observarlas en zonas de gran afluencia de gente, como Potrerillos, El Manzano y Villavicencio.

Entre los daños que produce se destacan los ataques sobre las colmenas de abejas y a animales heridos. También es un problema en áreas turísticas, ya que estas avispas se ven atraídas por alimentos y bebidas azucaradas y su picadura es dolorosa.

Rana toro: es prácticamente una especie invasora y generadora de problemas en todo el mundo. Es nativa de América del Norte, pero ha sido introducida en más de 40 países de cuatro continentes. Muchas veces intencionalmente para establecer una nueva fuente de alimento para consumo humano, pero otras veces a partir de individuos escapados de criaderos.

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La Rana toro ha sido responsable de algunas epidemias de un hongo llamado Quitridio, responsable en parte de la declinación de las poblaciones de anfibios a nivel mundial. También son depredadores y competidores de anfibios nativos, algunos de ellos con serias amenazas de supervivencia.

La erradicación es muy difícil una vez que la especie está establecida. Pueden medir hasta 20 centímetros y pesar hasta 800g, las hembras son de mayor tamaño y pueden colocar hasta 20.000 huevos por postura. Los machos pueden llegar a la madurez sexual en 1 o 2 años, mientras que las hembras lo logran en 2 o 3. Pueden vivir entre 8 a 10 años en la naturaleza.

Quitridio: produce la enfermedad llamada Quitridiomicosis cutánea, que es altamente infecciosa y produce alteraciones en la piel de los anfibios. Estas alteraciones afectan la respiración ya que los anfibios, además de respirar por pulmones, también respiran por la piel. Además, afecta el comportamiento y debilitan a la piel como barrera contra toxinas y agentes de infección.

Esta enfermedad es una de las principales causas de la disminución de las poblaciones de anfibios a nivel mundial. Actualmente se ha registrado su presencia en varias especies de anfibios nativos en Argentina, incluida la Ranita del Pehuenche en Mendoza.

Didydmo o “moco de agua”: es un alga unicelular que puede impactar fuertemente los ecosistemas acuáticos donde es introducida. Originaria del Hemisferio Norte (ríos de Europa, Asia y América del Norte), se registró su presencia en en la cuenca binacional del río Futaleufú, y actualmente ya ocupa varios cuerpos de agua de Patagonia y Mendoza.

En estas regiones hay ambientes favorables para que el didymo prospere y genere floraciones. Estas floraciones son crecimientos masivos que generan gruesas capas de material extracelular, los cuales se acumulan sobre los sustratos y dan el aspecto característico de una alfombra marrón. Esta alga es fuertemente invasora, de rápida expansión y con dramáticas implicancias ecológicas, económicas, sociales y estéticas.

Tamarisco: también llamado Tamarindo, es un árbol pequeño originario de Asia, norte de África y sudeste de Europa. Son grandes consumidores de agua, sus hojas secretan sal que impide que crezcan otras especies bajo su copa. Las zonas donde se ha establecido el Tamarisco son propensas a incendios, ya que sus hojas y ramas que se acumulan en el suelo son muy inflamables. En Mendoza es una especie en fase invasiva, ocupando grandes extensiones en el Dique El Carrizal, Laguna de Llancanelo y márgenes de los ríos Mendoza y Tunuyán.