El museo a cielo abierto con huellas de dinosaurios únicas en el mundo abrirá en septiembre en Malargüe

En el sitio se preservan huellas fosilizadas de hace 70 millones de años, que son parte del patrimonio paleontológico de Mendoza. Crearán una sala de interpretación y harán visitas guiadas.

Las marcas que dejaron dinosaurios sobre lo que era una playa se preservaron perfectamente en el Sur de Malargüe. | Foto: gentileza
Las marcas que dejaron dinosaurios sobre lo que era una playa se preservaron perfectamente en el Sur de Malargüe. | Foto: gentileza

En el Sur de Malargüe, justo antes del límite con Neuquén, existe una ventana al pasado que preserva las huellas intactas y “únicas en el mundo” de varios dinosaurios que vivieron hace 70 millones de años. Tras más de 15 años de trabajos e investigación, en septiembre abrirá sus puertas el “Museo a Cielo Abierto Huellas de Dinosaurios” para exhibir al público este impresionante patrimonio paleontológico de Mendoza, ubicado en el Parque Municipal Cretácico Huellas de Dinosaurios.

El proyecto “Desafíos en un museo a cielo abierto” finalmente será realidad en la próxima primavera, cuando el nuevo sitio patrimonial y turístico se inaugure en Malargüe. Este descubrimiento, que data de 2006, se encuentra en el yacimiento Agua del Choique, a unos 14 kilómetros del centro del departamento. Allí hay formaciones rocosas que contienen huellas de dinosaurios únicas en el mundo por su característica y preservación.

Foto: gentileza
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“No hay otras huellas en el mundo que tengan ese conjunto de características”, aseguró la paleontóloga María Belén Tomaselli, una de las referentes del equipo de investigación de la Universidad Nacional de Cuyo. Según explicó la especialista, en primer lugar, lo asombroso de estas pisadas es su nivel de conservación al detalle. Por otro lado, no se trata de una sola huella sino de una sucesión de varias de ellas que marcan el caminar de estos animales, lo que científicamente se conoce como una “rastrillada”.

El sitio tiene tal valor paleontológico que recibió el Fondo Patrimonial del Ministerio de Cultura y Turismo de la provincia, una inversión de $2 millones para apoyar económicamente la refuncionalización de lugares donde haya valor museológico y patrimonial importante.

La titular de la cartera, Nora Vicario, visitó el departamento hace un mes para hacer oficial la iniciativa, y allí declaró: “El sitio constituye un caso científico excepcional, estudiado además por un equipo mendocino reconocido internacionalmente en la materia. En el interés de hacer que este patrimonio sea accesible a toda la comunidad, es importante resaltar el compromiso tanto de los investigadores como de la gestión municipal al abrir el parque de acceso público”.

La idea, que ya tiene algunas obras en marcha, es construir un edificio con sala de interpretación, que incluya representaciones tridimensionales, restos fósiles reales y también réplicas científicas. Se realizarán visitas guiadas por los senderos donde se encuentran las huellas intactas de los dinosaurios, denominados científicamente como Teratopodus malarguensis y Titanopodus mendozensis.

Huellas únicas en el mundo

Todo comenzó en 2006, cuando el paleontólogo mendocino Bernardo González Riga descubrió una serie de “pozos” contiguos en la quebrada de un cerro, mientras trabajaba en el yacimiento Agua del Choique, a unos 14 kilómetros del centro de Malargüe. “Se empezaron a realizar los estudios paleontológicos y fue un asombro grande darnos cuenta de que había mayor cantidad de huellas que esas primeras que vieron”, relató a Los Andes el paleontólogo Leonardo Ortiz, parte del equipo de la UNCuyo.

Las huellas se produjeron hace 70 millones de años, cuando un grupo de saurópodos titanosaurios caminaba por la zona. Pese a su antigüedad, las marcas han perdurado por la calidad del sustrato. Según explicó Ortiz, “se trata de una roca muy dura, son areniscas calcáreas que tienen contenido de ceniza volcánica, lo que hace que sean rocas realmente durísimas”.

Foto: gentileza
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“Lo que allí había en aquel momento, hace 70 millones de años, era una costa. El océano Atlántico había ingresado por la Patagonia hasta llegar al Sur de Mendoza, y allí es donde caminaron estos individuos”, indicó Belén Tomaselli sobre lo que hoy es Agua del Choique.

En total, son tres los sitios con huellas en los que trabaja el equipo de la UNCuyo, cuyos investigadores también pertenecen a Conicet. Uno de los lugares tiene 20 metros cuadrados, otro 500 y el último 4.000, y en ellos se encuentran dos formaciones rocosas que preservan las huellas: Formación Anacleto y Formación Loncoche.

En la primera de ellas encontraron pisadas del icnotaxon Teratopodus malarguensis, cuyas huellas han preservado la planta del pie y sus garras. “Hemos podido indicar que esta formación eran sistemas fluviales por donde pasaron al menos dos individuos, que son saurópodos titanosaurios”, reveló Tomaselli. Destacó que “las huellas han quedado preservadas de una manera excepcional”.

La Formación Loncoche, detalló la paleontóloga, “causa mayor sensación porque tenemos al menos cuatro rastrilladas, dos de ellas paralelas”. Los estudios allí revelaron que los Titanopodus mendozensis vivían en grupos y se trasladaban en manada, práctica conocida como “gregarismo”.

“Se ven las rastrilladas perfectamente, paralelas, y dos de ellas a escasos centímetros de distancia, a unos 70 centímetros”, continuó la paleontóloga. La investigación pudo constatar que allí caminaron juntos un dinosaurio juvenil, de unos 7 metros de longitud, y tres adultos de 9, 14 y 16 metros, a una velocidad de 4,3 kilómetros por hora y en dirección Norte-Sur.

Cómo será el museo a cielo abierto

“Uno puede intervenir las huellas, estudiarlas e irse; o puede promover que se cree un área protegida para la conservación de ese patrimonio. Ese fue el caso de estas huellas”, destacó Leonardo Ortiz sobre el proyecto del que participa. Así fue como se creó en los años posteriores el Parque Municipal Cretácico Huellas de Dinosaurios, cuyo objetivo es preservarlas y exponerlas al público.

Luego, otra de las paleontólogas del equipo, Mercedes Pran, propuso la idea del museo a cielo abierto. “Pensamos que con este proyecto se puede generar, por un lado, la preservación de las huellas y, por el otro, la sociabilización del conocimiento científico que nosotros producimos, y así tener una llegada masiva al público”, explicó Ortiz.

Al tratarse de huellas que permanecen en el lugar y no se pueden extraer, la única manera de conocerlas es visitando el lugar, obviamente con las precauciones necesarias para cuidarlas como patrimonio paleontológico. De hecho, las rastrilladas tienen hasta 60 metros de largo, por lo que no hay forma de exhibirlas más que allí mismo.

Foto: gentileza
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El paleontólogo ejemplificó la situación con las pirámides de Egipto, “que no pueden ponerse bajo techo y tienen que realizarse tareas de preservación para conservarlas en un contexto abierto, a la intemperie”.

Es por eso que, a la par de la apertura del nuevo museo, se realizarán visitas guiadas por los mismos senderos por donde caminaron estos antológicos animales. “En los recorridos por los senderos vas a poder ver las huellas, pero no vas a estar al lado por una cuestión de protección patrimonial”, anticipó Ortiz al respecto.

Además, el museo contará con pantallas donde se podrán ver los modelos tridimensionales de las huellas. También se exhibirán copias científicas “para que la persona pueda verlas bien de cerca y pueda ver los detalles que nosotros describimos en las interpretaciones de las huellas”, contó el especialista.

Como explicó Tomaselli, Agua del Choique ofrece “una riqueza paleontológica y geológica impresionante”, por lo que hay fósiles de animales de agua dulce, otros terrestres y hasta marinos. “Todos estos fragmentos están en las rocas. Algunos van a permanecer allí y van a ser parte de la visita guiada y de otros se van a colocar réplicas para que las personas los puedan ver de más cerca”, adelantó la paleontóloga.

“De esta manera, la propuesta tiene no sólo una parte interactiva y de cartelería promocional, sino también una parte de fósiles originales y de réplicas”, concluyó Ortiz.

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