Sarmiento: con la espada, la pluma y la palabra

No es que Sarmiento no tuvo errores, los tuvo y a montones. Pero el ardor de Sarmiento de querer una Argentina progresista y futurista logró que nuestro país se ubicara entre los mejores países del mundo.

Domingo Faustino Sarmiento
Domingo Faustino Sarmiento

Sarmiento llegaba al gobierno sin un partido político que lo respaldara, con la guerra del Paraguay ardiendo y correteando a las últimas montoneras en el Noroeste argentino.

Sarmiento era un pragmático: “Las cosas hay que hacerlas aunque salgan mal. Pero hay que hacerlas”.

Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el atraso que él sintetizaba con la frase “civilización y barbarie”. Para Sarmiento no había términos medios. Por eso separó a la sociedad en civilización y barbarie. En esas frases planificó su obra de gobierno.

Barbarie eran las montoneras. Él las aplastó donde estuviesen, “todos los caudillos llevan mi marca”, dijo.

Barbarie era el desierto. Él hizo construir 800 km de ferrocarril y 5.000 km de telégrafo.

Barbarie era la ignorancia. “Había que educar al soberano”. Con Sarmiento se crearon 800 escuelas, el número de alumnos subió de 30.000 a 100.000.

Debemos tener en cuenta el 72% de la población era analfabeta. También se crearon los colegios nacionales y normales. Se crearon escuelas nocturnas para la educación de adultos y escuelas ambulantes para la campaña o el campo. Se contrataban maestras de EE.UU. y profesores de Inglaterra. Con los profesores traídos por Sarmiento se introdujo el fútbol en las escuelas. Este deporte prendió en todo el pueblo argentino.

La Iglesia Católica prohibía el fútbol, pues los jóvenes mostraban sus piernas velludas en público y se enloquecían corriendo detrás de una pelota.

Al igual que Belgrano y otros, Sarmiento decía que: “el futuro de una nación depende de las mujeres”. La mujer debía educarse y de esa manera sus hijos estarían mejor educados.

Sarmiento visitó a San Martín en Francia y fue el primer argentino invitado por un Papa, para explicar su sistema educativo que se había expandido exitosamente por todo el mundo. Hablaba y leía tres idiomas.

Fundó el jardín Botánico y el Zoológico de Buenos Aires.

Barbarie era el gaucho, cuya sangre, según Sarmiento, solo servía para abonar la tierra.

Él fomentó la inmigración europea y fundó colonias en La Pampa desierta. Durante su presidencia ingresaron 300.000 inmigrantes.

Barbarie era el ejército de línea, él fundó el Colegio Militar y la Escuela Naval.

Barbarie era la legislación colonial, él impuso el Código Civil, escrito por Vélez Sarsfield.

Barbarie, en fin, era no conocer nuestros recursos. Él realizó el primer censo en 1869.

El crédito exterior era firme. La renta nacional se había duplicado, triplicado la red ferroviaria, cuadriplicado el número de muchachos que estudiaban en los colegios secundarios.

En síntesis, criticar a Sarmiento es muy fácil. Los que nunca hacen nada, jamás se equivocan.

Esta opinión es por la gran cantidad de obras que hizo Sarmiento en su presidencia, aparte del genio de escritor.

Y no es que no tuvo errores, los tuvo y a montones. Pero el ardor de Sarmiento de querer una Argentina progresista y futurista le hizo meter la civilización a martillazos.

Y cuando terminó su presidencia, logró que nuestro país se ubicara entre los mejores países del mundo.

Como vimos se destacó tanto por su laboriosa lucha en la educación pública como en contribuir al progreso científico y cultural del país.

Se estableció como Día del Maestro en América el 11 de septiembre, fecha de su fallecimiento y en homenaje a su figura de educador.

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