El voto femenino y el flanco mendocino en la conquista

La primera vez que la mujer ejerció su derecho eleccionario universal y obligatorio ocurrió en 1951, cuarenta años después que lo hiciera en Buenos Aires doña Julieta Lanteri. Desde entonces, desde ese 1951, todos los ciudadanos argentinos eligen autoridades mediante su voto. En este 2023 en muy pocas semanas elegiremos a quienes regirán los destinos del país.

3 de septiembre de 1947. Una multitud de mujeres se manifestó frente al Congreso Nacional reclamando la sanción de la ley de voto femenino.
3 de septiembre de 1947. Una multitud de mujeres se manifestó frente al Congreso Nacional reclamando la sanción de la ley de voto femenino.

Recordamos en estos días de comicios, la larga lucha iniciada primero en Europa para lograr que la mujer pudiera intervenir en la elección de autoridades.

En el país, en 1864, en hecho aislado, Domingo Faustino Sarmiento consagra por primera vez el voto femenino para elecciones municipales, siendo imitado medio siglo más tarde (1921) por Santa Fe.

En la República Argentina desde principios del siglo XX se bregó por el sufragio femenino, de la mano de Julieta Lanteri, Alicia Moreau de Justo y Elvira Rawson de Dellepiane, principalmente.

Estas señoras lograron poco a poco ser escuchadas y así por ejemplo en 1919, los conservadores Luis María Drago y José Argerich, los socialistas Alfredo Palacios y Enrique del Valle Ibarlucea se interesaron por el tema, sumándoseles en 1926 los socialistas Mario Bravo y Juan B. Justo impulsando la Ley 11.357 de Derechos Civiles para la mujer, no contemplados en el viejo Código Civil, vigente desde el 1/1/1871. Pues los movimientos que defendían los derechos de la mujer, sumaban, por ejemplo, a los derechos políticos como el de elegir y ser elegidas, los civiles, compartir la patria potestad, entre tantos más, que en adelante se fueron logrando.

Es de destacar un pequeño triunfo de Julieta Lanteri, médica (la quinta graduada en el país en 1906), la primera mujer en incorporarse al Padrón electoral en América Latina (exigiéndolo por reunir los requisitos requeridos de edad, leer y escribir, residencia, profesión), al advertir que si bien la Constitución Nacional prohibía el voto femenino, nada decía de la posibilidad de ser elegidas, por lo que decide con ímpetu precursor, en 1911, candidatearse para legisladora, empapelando las calles de Buenos Aires con su fotografía y la leyenda “en el Parlamento una banca me espera, llevadme a ella”, y si bien no se hizo de esa banca, obtuvo casi 1.700 sufragios. Es decir, ¡la votaron 1700 varones!

En 1904 Lanteri junto a Cecilia Grierson (la primera médica argentina recibida en 1889) fundan la “Asociación de Mujeres Argentinas”. Y en 1907 Alicia Moreau de Justo crea el “Comité Pro sufragio femenino”.

Acompañó denodadamente en la lucha Elvira Rawson Guiñazú de Dellepiane, también médica (la segunda que completara la carrera en Buenos Aires, en 1892, tres años después que Cecilia Grierson) desde la Unión Cívica Radical buscaba la igualdad de derechos de hombres y mujeres.

Y así, poco a poco se iba logrando la aceptación del derecho de las mujeres a sufragar, por ejemplo, otro antecedente local se materializa en San Juan en 1928 cuando el bloquista Aldo Cantoni al asumir la Gobernación habilita a las mujeres para votar y presentarse como candidatas en las elecciones municipales.

Pero es recién en la década del 40 que se logra la sanción de la Ley del Voto Femenino, la número 13.010 (el voto masculino lo había establecido la Ley 8.871 en 1912).

El 19 de julio de 1946 el senador por Mendoza Lorenzo Soler (1896/1977) presenta el proyecto sobre “Derechos políticos de la mujer” que establecía el voto femenino, iniciativa que es aprobada el 21 de agosto de 1946 y convertido en ley recién trece meses más tarde (23/9/1947) por el Poder Ejecutivo Nacional, estableciendo en el artículo 1: “Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerden o imponen las leyes a los varones argentinos”.

La primera vez que la mujer ejerció su derecho eleccionario universal y obligatorio ocurrió en 1951, cuarenta años después que lo hiciera en Buenos Aires doña Julieta Lanteri.

Desde entonces, desde ese 1951, todos los ciudadanos argentinos eligen autoridades mediante su voto. En este 2023 en muy pocas semanas elegiremos a quienes regirán los destinos del país.

Es de esperar que tanto hombres como mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, sepamos y logremos seleccionar buenos conductores, hombres y mujeres comprometidos y empeñados en sacar a la República Argentina de la dificilísima situación en que hoy se encuentra, devolviéndola con trabajo, honradez, patriotismo, conocimiento, educación, mesura, al lugar preponderante que supo ostentar décadas atrás: “Para los hombres de coraje se han hecho las empresas” (José de San Martín).

Sin olvidar en esta provincia cuyana, que en enero de 1817 antes de emprender el dificultoso y épico cruce de Los Andes, de esos montes que le quitaban el sueño más que los realistas, el Libertador expresó: “El genio del orden y el acierto presiden las deliberaciones del pueblo de Mendoza”.

* La autora es Presidenta de la Asociación Damas Pro Gloria Mendocinas.

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