¿Las sales exóticas son más sanas?

Hay muchas variantes para salar nuestras comidas. ¿Cuál es la mejor de ellas para evitar los riesgos en caso de hipertensión?

¿Las sales exóticas son más sanas?
¿Las sales exóticas son más sanas?

Hoy en día podemos encontrar todo tipo de sales en las estanterías del supermercado. fleur de sel, sal rosada del Himalaya, sal roja, verde o negra de Hawai.

Cuando uno ve toda esa variedad, tiende a pensar que se está perdiendo de algo. ¿Habrá un producto mucho más sano que la sal común de mesa? Los chefs alaban las bondades de los productos procedentes de zonas recónditas y uno se tienta a probar.

Probar nuevos sabores nunca está de más en la cocina, pero no hay que dejarse engañar.

"La principal diferencia de sabor depende del tamaño de los cristales", explica el chef Christian Villa. "Y hacen realmente una diferencia", añade.
La fleur de sel, por ejemplo, tiene pepitas más grandes y rústicas que la sal común.

“Uno puede sentir cómo la fleur de sel se deshace en la lengua”, dice Villa, mientras que la sal de mesa usual suele perderse en el momento de saborearla. Por supuesto que el gusto no es lo único. Su aspecto hace que las sales exóticas se vuelvan mucho más atractivas, dándole un contraste interesante de colores al plato. Pero, más allá de estos aspectos, si la pregunta es cuál es más saludable, la respuesta es clara: “Las sales más caras no son más sanas que la común”, explica el especialista en Medicina Interna Joahnnes Georg Wechsler.

Cualquier sal, no importa cuál, está compuesta en un 97 por ciento de cloruro de sodio, ambos minerales muy importantes para el organismo. “Si una persona no consume suficiente sal, moriría, sin vueltas”, asegura Wechsler.

De todos modos, por lo general las sociedades occidentales suelen tener el problema inverso: ingieren demasiada sal. Hay países en los que existen disposiciones de lo más diversas para incentivar a bajar el consumo de la sal.

Sin embargo, como en tantas cosas, lo primordial es consumir todo en la medida justa. Ni mucho, ni poco. Porque el iodo y el fluoruro que contiene la sal son esenciales para la vida.

El iodo es un oligoelemento central para el funcionamiento de la glándula tiroidea. “Una persona adulta necesita un promedio de 150 microgramos de iodo al día”, apunta Wechsler. Este elemento no sólo está presente en la sal, sino también en el pescado y lácteos.

Es bueno saber que las sales especiales de países exóticos y lejanos no suelen tener iodo. Suele describírselas con palabras como “única” y “supersaludable”, pero Wechsler asegura que “no existen pruebas científicas que lo respalden”.

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