La comunidad educativa aceptó el desafío - Por Alejandra Vargas

La comunidad educativa aceptó el desafío - Por Alejandra Vargas
La comunidad educativa aceptó el desafío - Por Alejandra Vargas

Ante la falta de certeza sobre el regreso a las aulas, a nivel nacional se ha barajado la posibilidad de extender el ciclo lectivo. Algo que, por suerte, ha negado para Mendoza -al menos en declaraciones mediáticas- el titular de la Dirección General de Escuelas, José Thomas: "Sería una locura que Mendoza tenga clases entre Navidad y Año Nuevo", disparó en varios medios.

Y sí, sería una locura porque la comunidad educativa mendocina arrancó el ciclo lectivo 2020 antes que el resto del país y además está comprometida con la causa. Desde que el domingo 15 de marzo se anunció que los alumnos no fueran más a las aulas (cinco días antes de que se decretara el aislamiento social obligatorio), los docentes se pusieron a pensar cómo llegar a sus estudiantes. Y sin perder tiempo generaron los espacios, articularon los medios y se pusieron manos a la obra, sin el timbre que les marcara el ingreso ni la finalización del horario lectivo, sin la pausa de los recreos, alternando con los quehaceres domésticos, con la posibilidad de tomar algún mate y con las tareas de los propios hijos que también tienen responsabilidades virtuales.

Muchas casas se convirtieron en oficinas y aulas al mismo tiempo, luchando por la señal de internet y por el turno en la "compu". Otras, empezaron a hacer artilugios para "estirar" el rendimiento de los datos de los celulares para poder bajar y subir materiales para continuar los estudios. Las más alejadas o "desconectadas" se las ingeniaron para acceder a cuadernillos o fotocopias.

Los datos preliminares de la DGE son satisfactorios. Si bien como transmite la Unesco es preocupante que "más de mil millones de estudiantes de todo el mundo están afectados por el cierre de escuelas y universidades", en Mendoza 90 por ciento de los alumnos están conectados por WhatsApp, mientras que el 10 por ciento restante accede a través de cuadernillos. La mayoría de ellos responde a las propuestas de sus maestras en tiempo y forma, incluso aquellos que se sinceran y admiten alguna complicación.

La encuesta de la DGE que obtuvo la respuesta de 50.461 docentes de 2.141 escuelas, el 50,3% indicó que el funcionamiento de la organización escolar ha sido "muy bueno" y 41,1% dijo que ha sido "bueno".

Pero no hay que engañarse: tanto los docentes como las familias que en tiempos de "normalidad" no acusan recibo de que deben cumplir con sus responsabilidades tampoco lo han hecho en tiempos de "virtualidad". No sé si hay estadísticas tan finas que tengan un porcentaje de quienes entrarían en este casillero, pero creo que son los menos.

Sí se ha podido comprobar una mejor respuesta de esas familias y docentes que suelen tener habitualmente una performance relativa (dependiendo de la propuesta).

En diferentes rincones de la provincia, maestros y profesores coinciden en que el mayor desafío tiene que ver con el uso de la tecnología y la necesidad de llegar a todos los alumnos (83% de los docentes dijo que comparte materiales vía WhatsApp y 11% lo hace mediante otras plataformas). La pandemia obligó a poner en práctica aquello que se viene pregonando de hace unos años y que sólo un puñado de escuelas privadas o de la Universidad habían podido concretar en formato de tareas virtuales.

Y mientras grandes y chicos nos íbamos adaptando a las diferentes plataformas, los docentes dieron rienda suelta a la imaginación para seducir a los chicos a la distancia y que aceptaran seguir el proceso educativo.

Así, Carina, la profe de música de diferentes escuelas de Luján se hizo famosa por proponer a las familias de los chicos a interpretar en familia la cumbia "Se va a terminar". Pero otras tantas experiencias transitan el éter de forma anónima y han logrado resultados sorprendentes: como los chicos que apenas leían tímidamente y ahora se escuchan muy desenvueltos en sus lecturas que llegan a su maestra a través de audios de WhatsApp; o las familias de niños de sala de 5 que para interpretar el cuento de la Bella Durmiente que la seño contó por teléfono a su alumnito armó un teatro de sombras en la casa; o los estudiantes de secundaria que resumen en memes o en historietas algunos conocimientos.

El objetivo es claro. "No están perdiendo clases", admite Thomas en sus declaraciones. Y está claro que no. "El gran desafío ha sido que todos puedan estar comunicados para recibir y enviar las propuestas de aprendizajes. Que el maestro llegue a las casas de los que no se comunican por no tener conectividad. Que los padres se animen a ser nuestros intermediarios, nuestras voces y nuestras manos. Que el niño nos sienta cerca al escucharnos hablándole por teléfono si sabemos que no puede mantener el ritmo de respuesta. Y los llamamos a sus casas y les contamos un cuento, y lo llamamos al otro día para preguntar cómo salió su dibujo", se animó a contar una de las tantas directoras de Nivel Inicial.

"En mis escuelas -confiesa una de las profes taxis de la secundaria- se vieron en la necesidad de contactar en forma individual con cada alumno para que los docentes pudiéramos llegar a ellos con los saberes. En un principio trabajando con correos electrónicos, luego a través de plataformas ideadas para este fin y también por WhatsApp. El mayor desafío se ha presentado en una escuela donde trabajo que los chicos no cuentan en su mayoría con la tecnología y ni hablar de conectividad a internet. Algunos manejan celulares con WhatsApp gratis y ha sido la forma de llegar a ellos. Se hace muy difícil y es un gran desafío tanto para docentes, alumnos y padres que deben acompañar a sus hijos", apunta esta profe de Matemática que se ha sumado a redes sociales para llegar donde los chicos están.

Porque las 14 horas de televisión y las 7 horas de radio diarias que el Gobierno Nacional propone como herramientas con programas destinados a los diferentes niveles educativos bajo el nombre de "Seguimos educando" o las sugerencias en el micrositio provincial "Escuela Digital Mendoza" son materiales generalizados que no tienen en cuenta ese conocimiento que cada equipo tiene de su comunidad.

La historia se está escribiendo y aún quedan muchas preguntas sin resolver cómo el punto de la evaluación de este período. La única certeza es que seremos otros cuando termine el aislamiento y volvamos a nuestra vida habitual.

Pero algunos resultados ya se están viendo: en estas situaciones es donde se ven los equipos, la gente comprometida y los lazos que se lograron entre familia y escuela. "Ver como la comunidad nos valora y cómo está respondiendo a las actividades online es una experiencia que te llena el alma", concluye otra de la tantas 'seños' anónimas que tiene claro que el ciclo lectivo 2020 no se ha tomado vacaciones en Mendoza desde que arrancó el 26 de febrero.

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