Aumenta la concentración en la producción hortícola de Mendoza

En un muestreo del IDR, el 25 % de las unidades productivas concentraron el 85% de toda la superficie estival, más que el año pasado. Referentes critican la desaparición de pequeños productores.

Según un informe provincial, en la última temporada aumentó la concentración hortícola. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Según un informe provincial, en la última temporada aumentó la concentración hortícola. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En un fenómeno que se viene advirtiendo desde hace tiempo, la producción de hortalizas en Mendoza se concentra (cada vez más) en menos manos, según datos del Instituto de Desarrollo Rural (IDR). Si bien algunos destacan que es una tendencia mundial con una especialización en el trabajo, otros recuerdan que también implica la pérdida de fuentes de trabajo para productores chicos y su expulsión del campo.

El dato surge al analizar el último informe del IDR sobre la producción hortícola estival o veraniega de la temporada 2023-2024. Allí se detalla una superficie de 16.649 ha, especies y evolución de hectáreas, pero también, en un muestreo de 740 parcelas registradas como hortícolas, analizaron otras variables como el uso agrícola de la tierra.

En el documento figura que “el 85 % de la superficie hortícola está concentrada en las parcelas hortícolas pertenecientes a los estratos superiores (3º y 4º estrato), es decir en terrenos con más de 15 hectáreas cultivadas”. Incluso, sólo el 10 % de las unidades productivas son del 4º estrato con más de 30 hectáreas, pero concentran el 61% de toda la superficie hortícola de verano (implican 10.144 ha de un total de 16.649 ha).

Si se compara con el mismo informe del IDR de la temporada anterior, en ese entonces el 80% de la superficie se concentraba en los estratos 3º y 4º. En particular, un 8% de las parcelas correspondía al cuarto estrato con más de 30 hectáreas, y concentraban el 49,9% de la superficie (9.509 ha de un total de 19.031,11 ha). Es decir, la concentración era menor en comparación con la temporada 2023-2024.

Además, mientras que entre un año y el otro bajó la cantidad de hectáreas hortícolas de verano (de 19.031 ha a 16.649 ha), las parcelas analizadas con más de 30 ha aumentaron de 9.509 ha a 10.144 ha. “Esta actividad está cada vez más concentrada, en productores grandes, especializados y tecnificados”, se lee en el último documento de la entidad provincial.

La horticultura es central para Mendoza, pero la actividad se viene concentrando en menos manos.
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
La horticultura es central para Mendoza, pero la actividad se viene concentrando en menos manos. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Los riesgos de la concentración

Volviendo al 2023-2024, aparte del 25 % de las unidades productivas en estratos 3º y 4º, el 14% de las parcelas fueron de entre 5 y 14 ha. “Es evidente la gran cantidad de productores pequeños frente a los grandes, el 34 % de las parcelas cultivadas esta temporada siembran superficies menores a las 5 hectáreas. Además, hay un 18 % de las parcelas que esta temporada no fueron cultivadas, por diferentes razones. Y el 8 % restante, dejaron de producir hortalizas”, detallan desde el IDR.

“Estamos ante un proceso de concentración de todos los eslabones de la cadena hortícola y de la cadena agroalimentaria en general”, dijo Diego “Manota” Montón, secretario del consejo asesor de la Federación de Cooperativas Campesinas y de la Agricultura Familiar (Fecocaf). En su análisis, se debe en parte por la falta de espalda financiera y asistencia estatal, así como a estar atados a insumos con precios dolarizados.

Para Montón, este proceso de concentración “tiene riesgos por un lado en la diversidad y por otro lado en lo que hace al arraigo y al desarrollo rural”, porque los pequeños productores que dejan la actividad se enfrentan a un éxodo rural sin tener un trabajo seguro. Además, la menor competencia tendrá un impacto también en el valor de los alimentos, ya que pequeños grupos podrán definir precios a los consumidores.

Además de la falta de financiamiento para mejorar la tecnología agrícola, Montón consideró como clave el acceso a la tierra, porque “muchos productores al no poder tener una seguridad en la tierra, no pueden invertir en mejorar la eficiencia de riego o fortalecer el proceso agroecológico”. Así, muchos de los que desaparecen son arrendatarios, que ahora prueban otras labores con poca expectativa de trabajo estable.

Muchos productores pequeños deben dejar su actividad y emigrar a la ciudad. 
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Muchos productores pequeños deben dejar su actividad y emigrar a la ciudad. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Desaparición agrícola

Desde la Sociedad Rural del Valle de Uco, principal zona hortícola estival de la provincia, su presidente, Mario Leiva, afirmó que “la economía se ha concentrado en grupos que justamente han tenido acceso a la tecnología por su capacidad financiera”. Por el contrario, sostuvo que en Mendoza toda la clase media del agro y los productores chicos están desapareciendo.

No hay una política de Estado que contenga a los productores medianos y pequeños. No hablo de subsidio, precio determinado o cosas así, sino que tengan en cuenta que ese segmento de producción debería tener menos impuestos, leyes específicas para tomar gente del trabajo, etcétera”, afirmó Leiva.

En la visión crítica del presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco, “el mostrador está quedando a los productores grandes”, como ocurre en Estados Unidos donde son muchos agricultores chicos trabajando para grandes empresas. Además, Leiva advirtió que no es un tema sólo de la horticultura, sino que también afecta a la vitivinicultura.

Por su parte, Martín Betancud, director del Observatorio Rural y Agropecuario de Mendoza (ORAM), con bastante trabajo en el Cinturón Verde, comentó que ve la concentración en el agro local y que, mientras que el productor grande tiene una configuración que le permite subsistir, al productor chico le es más difícil ser rentable y por eso varias veces termina desapareciendo.

“La concentración en cierto punto no es positiva, porque hay familias que se quedan sin trabajo y son expulsadas del campo. Esa familia que vendió sus tres hectáreas o lo que tenía, ya no tiene trabajo y luego después a ese tipo de productor le cuesta insertarse en otro rubro”, concluyó el director de ORAM.

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