Casi la mitad de la población en el Gran Mendoza es pobre

El Indec difundió el informe sobre la incidencia de la pobreza y la indigencia del segundo semestre del 2023. Toma los datos de 31 conglomerados urbanos. Sobre un universo de 1 millón de habitantes, el 47% es pobre.

La pobreza en el Gran Mendoza trepó al 47%. Foto: Orlando Pelichotti
La pobreza en el Gran Mendoza trepó al 47%. Foto: Orlando Pelichotti

En los últimos años la pobreza sigue sin freno hacia arriba en el país y los números en Mendoza no son para nada auspiciosos. La medición en la provincia se realizó sobre un universo de 1.051.676 de personas, y al cierre de 2023, casi la mitad terminó siendo pobre. Hubo 58.000 mendocinos más en la pobreza y poco más de 70.000 personas que cayeron en la indigencia.

El informe sobre la incidencia de la pobreza y la indigencia que presentó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) en la tarde del miércoles toma los datos de 31 conglomerados urbanos.

Según el relevamiento, en el segundo semestre del año pasado, en el Gran Mendoza detectaron 493.955 personas que viven en la pobreza y, dentro de ese total, 146.277 que cayeron en la indigencia.

Esto implica que, en comparación con el segundo semestre de 2022, cuando las cifras eran de 435.458 y 73.586, respectivamente, 58.491 mendocinos pasaron a ser nuevos pobres y la cantidad de los que son indigentes, es decir que no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas de alimentación, se incrementó en 72.691.

El informe que elaboró el Indec muestra que sobre un universo 348.417 hogares en los que viven 1.051.676 de personas, el 47% de la población es pobre y dentro de ese grupo, un 13,9% es indigente.

En comparación al mismo periodo de 2022, se incrementó 5,3 puntos en lo que hace a las personas que no alcanzan la Canasta Básica Total (CBT), antes estaba en el 41.7%; y una suba de 6 puntos porcentuales en la población que no puede cubrir las necesidades mínimas en alimentación. En el segundo semestre de 2022 las personas indigentes representaban el 7%.

Por otra parte, la población mendocina en la indigencia es la más alta de Cuyo ya que duplica a la de San Juan que alcanza el 6,3% y en San Luis es del 5,6%. Además se encuentra sobre la media nacional, que es del 11,9%.

Para entender por qué ha crecido más el número de personas indigentes que el de pobres, el documento señala que la pobreza y la indigencia resultan de la capacidad de los hogares de acceder a la canasta básica alimentaria (CBA) y a la canasta básica total (CBT).

El Indec observó que, con respecto al semestre anterior: en promedio, el ingreso total familiar aumentó un 69,0% mientras que las canastas regionales promedio aumentaron 81,6% (CBA) y 75,8% (CBT).

Esto implica que los ingresos aumentaron menos que la CBT (que marca la línea de la pobreza) y que la CBA (que fija la de la indigencia).

Pobreza e indigencia segundo semestre 2023. Gustavo Guevara
Pobreza e indigencia segundo semestre 2023. Gustavo Guevara

A nivel nacional, el muestreo en los 31 conglomerados urbanos reflejó que la pobreza llegó al 41,7% y marco un crecimiento de 1,6 puntos porcentuales con respecto del primer semestre del año pasado. En total, 12,3 millones de argentinos viven en la pobreza y dentro de ese conjunto, el 11,9%, es decir, 3.520.174 de habitantes son indigentes. Esos datos, proyectados sobre el total de la población del país arroja como resultado que unos 19.5 millones de argentinos son pobres.

Marcelo De Benedictis, referente de la pastoral social y vocero del Arzobispado de Mendoza consideró que los datos que se dieron a conocer “realmente son alarmante” porque “más que números son personas, son familias, son niños, son ancianos, son jubilados, son gente que está a la deriva, y cuanto más, la vulnerabilidad de los indigentes. Si así hemos cerrado el último semestre del 202,3 en este primero, luego de los ajustes que se han hecho, ¿cuánto más es la pobreza creciente que se da en nuestra Mendoza?

“Es muy preocupante la situación y la gente lo siente así, en la experiencia que tenemos la gente siente estos límites que tiene para todo, una buena alimentación, no alcanzan a comprar remedios, es muy preocupante y esperemos que se tomen las medidas correctas”, dijo De Benedictis y más adelante agregó: “Espero que las personas responsables y todos los que tengan que tomar decisiones, sea actores sociales, empresariales, gremiales, políticos, movimientos sociales, todos lo que sean busquen soluciones, por favor y no nos quedemos en discusiones estériles. Es muy preocupante y no solo eso, sino que duele esta pobreza”.

Gabriela Carmona, que atiende el comedor Los Horneritos en El Algarrobal (Las Heras) no se mostró para nada sorprendida porque “lo vemos a diario, es cada vez peor, las puertas se golpean todos los días y no tenemos un día de descanso, por decirlo de alguna manera. La verdad es que no sabes ya qué hacer, es una situación muy difícil y mayormente para las personas que tienen chicos.

Para Gabriela, lo más grave de la situación, es que esas cientos de personas que acuden al comedor “no son personas que no tienen trabajo, al contrario, son personas que tienen trabajo pero no les está alcanzando”, comentó.

“El año pasado a esta altura teníamos entre 700 y 800 personas y hoy en día atendemos a 1.680 personas, a las que les damos de comer”, dijo casi espantada.

Además, dentro de lo que pueden, “salimos a buscar a las personas más necesitadas, a los más indigentes, y tratamos de llamarnos a ellos para darles de comer, porque la verdad que se hace muy difícil”, contó la mujer.

Paola Castro, del comedor Corazones Felices, en El Sauce (Guaymallén) aseguro que “cada vez se pone más complicado, si bien dicen que los precios están más bajos, los impuestos están por las nubes, hay mamás con boletas de luz imposibles de pagar, y la necesidad se empieza a ver más”.

“Antes atendíamos a 97 niños y hoy en día son alrededor de 200, y ni hablar a la gente que ayudamos con módulos alimentarios, que es un módulo de mercadería básico, para que puedan tener en su casa. Ahí nosotros estamos ayudando alrededor de 500 personas”, indicó Paola.

Por último, la referente del comedor Corazones Felices no vio con ojos muy esperanzadores el futuro ya que “si viene el presidente dice que hay que esperar el golpe más duro, las personas que tienen como afrontar ese golpe van a poder, pero para los más humildes y las personas de clase muy bajas, se mueren de hambre o no sabemos cómo subsistir, porque se va a hacer imposible”, remarcó.

María Elena Ricaldez atiende un comedor en el barrio Flores en Capital. La dirigente social dijo que “se está viviendo una situación que cada vez es más crítica y la realidad de hoy es que una gran cantidad de la población no alcanza a cubrir la canasta básica alimentaria que está $690.901,57″.

“Se puede observar cada día más niños en la calle pidiéndo en la puerta de los supermercados, en los negocios, en el centro por donde uno vaya hay niños pidiendo, es una realidad muy triste que la vemos a diario, 6 niños de 10 son pobres, pero el Gobierno finge no ver esta realidad tan dolorosa”, afirmó.

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