A río revuelto, ganancia de pescadores - Por Soledad González

La pandemia del coronavirus cambió las reglas de juego del sector vitivinícola y creó nuevas oportunidades.

A río revuelto, ganancia de pescadores - Por Soledad González
A río revuelto, ganancia de pescadores - Por Soledad González

La llegada de la pandemia sólo ha traído incertidumbre pero, como en todas las crisis, algunos ven oportunidades. El impacto real del Covid-19 en esta parte del mundo, y para el sector vitivinícola en particular, recién se podrá estimar sobre el fin de este año, aunque esto también es una mera especulación. Nadie sabe a ciencia cierta cuándo terminará, cómo se comportará el consumidor. Si volveremos a los mismos hábitos de consumo o desarrollaremos otros.

Los datos que hay certeros hasta el momento muestran que los despachos al mercado interno -tomado como una variable de consumo- cayeron en marzo 6,7% según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Pero las operaciones en el mercado de traslado para el mismo período y las registradas durante todo abril en el SIO-Vinos muestran que el precio tanto del vino blanco genérico como del tinto genérico,  están en alza. En diciembre esos mismos vinos cotizaban entre $ 6 y $ 8 el litro. Y hoy lo hacen entre $ 12 y $ 14 el litro dependiendo de las condiciones de pago. Sin embargo, dos de las tres principales compradoras se retiraron del mercado una semana después del comienzo de la cuarentena. Algunos dicen que el objetivo es planchar la tendencia alcista.

Es que a la previsión de una cosecha menor se sumó una reducción de los stocks vínicos, aunque todavía no está tan cercana al equilibrio y rondaría un número superior a los deseados 5 meses de consumo.

Algunos economistas, que sí están analizando el sector, consideran que con o sin congelamiento del precio en góndola, tal lo estipulado por Nación, el valor del tinto al productor podría llegar a escalar hasta los 16 pesos. Es que más allá de que la cosecha ha sido menor, la variable stocks podría jugar a favor de los productores que decidieron elaborar sus uvas. Esto permitiría una mejora en la ecuación del productor.

Pero hay nuevas variables que se han puesto en juego en los últimos días y que empiezan a delimitar el escenario: por un lado, muchos se preguntan si la suba del dólar generará nuevos aumentos en los insumos dolarizados de las bodegas, principalmente en los llamados “secos”. Y la gran señal de alerta está en qué sucederá a futuro con el canal Horeca, es decir, en donde se vende la botella abierta y con las exportaciones.

Un reciente informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) prevé una disminución del consumo mundial, lo que disminuirá los márgenes de las bodegas. En tanto, para las exportaciones, las “economías en recesión no son un mercado prometedor” y, durante esta pandemia, los principales países consumidores, entre ellos Estados Unidos,  han sido los más afectados.

Por ahora, nadie sabe qué puede pasar. Pero, como siempre, hay algunos que ya la vieron y se están adelantando a la jugada. Resta saber si quedarán en off side.

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